Asamblea eclesial, tiempo de escucha y desborde del amor creativo

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Bajo el lema “Todos somos discípulos misioneros en salida”, laicos y laicas, religiosos y religiosas, sacerdotes y obispos queremos dar un nuevo impulso al proceso discipular y misionero propuesto por la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, en Aparecida, a partir de una renovada lectura de los signos de los tiempos, siempre con una mirada de fe “que se alimenta a la luz y con la fuerza del Espíritu Santo” (EG 50) y en consonancia con el Magisterio del Papa Francisco, especialmente acogiendo Evangelii Gaudium, Laudato Si’, Querida Amazonía y Fratelli Tutti. (Documento para el discernimiento 10)

La Iglesia en América Latina y el Caribe se encuentra en estado de Discipulado y Misión, de escucha a Dios y a los hermanos. ¡La Iglesia toda está de Asamblea!. Es la primera vez que se realiza una Asamblea de este tipo, donde participan fieles laicos y consagrados. Es el espacio privilegiado de gracia donde el Espíritu quiere comunicarnos la voluntad del Padre, quiere mostrarnos dónde abrazar hoy a la humanidad, cómo hacerlo, y con quiénes.

El Cardenal Marc Ouellet, prefecto de la Congregación para los Obispos y  Presidente de la Pontificia Comisión para América Latina en su saludo a la Asamblea describe el ser de este acontecimiento eclesial tan importante:

«La Asamblea eclesial de América Latina y el Caribe es una de las variadas formas cómo la Iglesia reaprende a escuchar y a discernir. Hace pocos días, cuando el  Papa Francisco daba inicio al proceso sinodal, nos regaló algunas consideraciones  que me parece también nos aplican aquí. El Santo Padre afirmaba que es preciso  que nos volvamos “Iglesia de la escucha”, para así: 

“Tomarnos una pausa de nuestros ajetreos, para frenar nuestras ansias pastorales  y detenernos a escuchar. Escuchar el Espíritu en la adoración y la oración. ¡Cuánto  nos hace falta hoy la oración de adoración! Muchos han perdido no sólo la  costumbre, sino también la noción de lo que significa adorar. Escuchar a los  hermanos y hermanas acerca de las esperanzas y las crisis de la fe en las diversas  partes del mundo, las urgencias de renovación de la vida pastoral y las señales que  provienen de las realidades locales.” (Papa Francisco, 9/10/2021)

Fijémonos cómo en este breve texto, el Papa Francisco nos afina la mirada: primero  y antes que nada es preciso escuchar al Espíritu en la adoración y la oración. Muchas veces nuestras propias ideas llenan nuestra mente y nuestro corazón. Aún  al arrodillarnos, nuestra vida interior se llena muchas veces de nuestros propios  planes y de nuestros alambicados juicios previos, es decir, de nuestros pre-juicios.  Habiendo orado y adorado, podemos ahora sí, escuchar a nuestro hermano con  apertura sincera de corazón. Y escuchando a Dios y a nuestros hermanos viviremos  una experiencia de sorpresa y de ampliación de horizontes. 

Así mismo, me ha alegrado mucho al leer el documento para el discernimiento  comunitario que se ha recuperado una de las más breves y potentes intuiciones de  Aparecida: “la fe nos libera del aislamiento del yo, porque nos lleva a la comunión”  (DAp 156)”, y pocas líneas después, se nos recuerda: “Porque “la comunión es  misionera y la misión es para la comunión” (DAp 163), la sinodalidad debe  comprenderse siempre en un dinamismo en ‘salida’. 

Tiempo de fuerte conversión pastoral

La Asamblea Eclesial quiere impulsar con fuerza esta conversión pastoral desde la vida discipular y misionera, movilizando a la Iglesia en América Latina y El Caribe hacia un renovado protagonismo de los bautizados. “Ya no se puede seguir esperando a que la gente llegue, hay que salir a buscarlos en sus propias realidades (Síntesis Narrativa, p. 134)”, porque “es preferible “una Iglesia accidentada, herida y manchada por salir a la calle, antes que una Iglesia enferma por el encierro y la comodidad de aferrarse a las propias  seguridades (Evagelli Gaudium, p.49)”.

 

Compartimos el Mensaje del Santo Padre para el inicio de la Asamblea

MENSAJE DEL SANTO PADRE A LOS PARTICIPANTES DE LA ASAMBLEA  ECLESIAL DE AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE 

A los participantes en la Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe Ciudad  de México, 21 al 28 de noviembre de 2021 

Saludo cordialmente a los participantes en la Asamblea Eclesial de América Latina  y el Caribe, que se celebra del 21 al 28 de noviembre en la Ciudad de México con  el deseo de impulsar una Iglesia en salida sinodal, reavivar el espíritu de la V  Conferencia General del Episcopado que, en Aparecida en 2007, nos convocó a ser  discípulos misioneros, y animar la esperanza, vislumbrando en el horizonte el  Jubileo Guadalupano en 2031 y el Jubileo de la Redención en 2033. 

Les agradezco su presencia en esta Asamblea, que es una nueva expresión del  rostro latinoamericano y caribeño de nuestra Iglesia, en sintonía con el proceso  preparatorio de la XVI Asamblea general del Sínodo de los Obispos que tiene como  tema «Para una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión». En base a estas  claves que vertebran y orientan la sinodalidad —comunión, participación y misión— quisiera reflexionar brevemente sobre dos palabras, para que las tengan en cuenta  de modo especial en este camino que están haciendo juntos. 

La primera palabra es «escucha».

El dinamismo de las asambleas eclesiales está  en el proceso de escucha, diálogo y discernimiento. En una Asamblea el intercambio  facilita “escuchar” la voz de Dios hasta escuchar con Él el clamor del pueblo, y  escuchar al pueblo hasta respirar en él la voluntad a la que Dios nos llama. Les pido  que procuren escucharse mutuamente y escuchar los clamores de nuestros  hermanos y hermanas más pobres y olvidados. 

La segunda palabra es «desborde»

El discernimiento comunitario requiere mucha  oración y diálogo para poder hallar juntos la voluntad de Dios, y también requiere  encontrar caminos superadores que eviten que las diferencias se conviertan en  divisiones y polarizaciones.  

En este proceso, pido al Señor que vuestra Asamblea sea expresión del “desborde”  del amor creativo de su Espíritu, que nos impulsa a salir sin miedo al encuentro de  los demás, y que anima a la Iglesia para que, por un proceso de conversión pastoral,  sea cada vez más evangelizadora y misionera. 

Queridos hermanos y hermanas, los animo a vivir estos días acogiendo con gratitud  y alegría este llamado al desborde del Espíritu en el Pueblo fiel de Dios que peregrina en América Latina y el Caribe. Que Jesús los bendiga y la Virgen Santa  los cuide con su protección maternal. Y, por favor, no se olviden de rezar por mí. 

Fraternalmente, 

P. FRANCISCO

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