Comunicadora: Hna. Jessica Acosta, Corrientes

En su mensaje para la cuaresma de este 2022, el Papa Francisco nos invitó, con palabras de San Pablo, a no cansarnos de hacer el bien. Es un mensaje válido no sólo para este tiempo litúrgico, sino como programa de vida. El Papa expresa que: “Sólo con los ojos fijos en Cristo resucitado” podremos hacerlo, ya que, continúa, “Dios da fuerzas a quien está cansado, acrecienta el vigor del que está exhausto”.

Este hacer el bien, aclara, se manifiesta en la “caridad activa hacia el prójimo”. Es necesario, para ello, “cuidar a quienes tenemos cerca, hacernos prójimos de aquellos hermanos y hermanas que están heridos en el camino de la vida”.

Con las hermanas dominicas

En la comunidad del Hogar y Escuela Sagrado Corazón de Jesús, encontramos a dos jóvenes que trabajan allí, con dedicación y responsabilidad. Yesica y Mercedes, son hermanas que comparten una pasión, “ayudar a los demás”,  sin cansarse como diría el Papa. De este modo ayudan a los niños y adolescentes de la escuela y el hogar. Con su trabajo diario van sumando sus manos al ideal de Reginaldo Toro, que buscó siempre estar junto al que sufre. Ambas se sienten en familia, a gusto en la tarea que realizan, atendiendo la puerta, cuidando a los más pequeños, atentas a lo que va surgiendo.

Con los bomberos voluntarios

También tienen otra manera de hacer el bien, en la Asociación de Bomberos Voluntarios. Desde la sencillez y el trabajo desinteresado salen a socorrer a los que necesitan, a la hora que sea. Allí desde hace casi tres años, están alertas, con el corazón disponible y la adrenalina lista para enfrentar el fuego donde sea y desplegar su misión de servicio a hombres y mujeres que lo necesitan por incendios o por accidentes. Cuidan la “casa común”, que muchas veces por negligencias humanas se provocan incendios y el fuego crece causando destrozos. Ayudan a familias que ven impotentes, como se consumen sus bienes materiales, rescatan personas, atienden a los heridos, sin medirse. Custodian la vida de los demás, abrazan a la humanidad que sufre.

Ayudan y se dejan ayudar, ellas agradecen a Dios que envía la lluvia y alivia el trabajo apagando el fuego, agradecen a la gente que colabora con ellas y sus compañeros. Exponen sus vidas cada vez que suben a la autobomba, a veces no saben si van a volver;  muchas veces se asustaron, pero están juntas y su pasión de “ayudar” las pone en movimiento. Cuando salen a hacer un rescate, Mercedes comenta que piensa en su mamá, en su familia y eso la motiva a ayudar y a cuidarse entre todos.

¡No se cansen Yesica y Mercedes!, no se cansen de hacer el bien, de cuidar a los demás, de tender una mano. Dios les da la fuerza, su Sagrado Corazón cada día las invita: “Vengan a mi los que están cansados y agobiados, yo les daré refugio”

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